viernes, 4 de diciembre de 2009

Cuando el cuerpo habla II


Desde siempre siento una particular fascinación por el movimiento, y su registro en una fotografía. Tal vez, en parte, por lo impredecible del resultado en el momento de la toma. Siempre resulta una sorpresa, luego de ver el resultado, en qué modo quedó registrado el rastro de ese movimiento, qué figura ha dibujado en la película o el sensor de la cámara, y fundamentalmente cómo se ha integrado con el resto de la toma.

Evidentemente, por esa misma falta de control en la captura, uno no puede asegurar que tal o cual toma vaya a tener ese algo particular que la haga atractiva, pero ciertamente pueden confiar en que, en una sesión realizada exclusivamente a velocidades lentas del obturador, habrá alguna foto que tendrá ese condimento que sólo las imágenes difusas o fantasmales como las que se producen con esta técnica, pueden mostrar.

Otro punto a tener en cuenta (a menos que la idea del fotógrafo se base en la expresión abstracta de líneas, colores, contrastes, perspectiva absolutamente válida como exploración artística) es que la imagen guarde algo de reconocible. Algo que si bien nos indique la dinámica del momento, sea también lo suficientemente claro e inequívoco como para que el espectador sepa, o al menos llegue a sospechar, en qué ámbito se desarrolló la acción, o qué objetos fueron los que intervinieron en la misma. Algo que resulta interesante, en especial cuando se trata de figuras humanas, es conseguir un balance entre objetos estáticos y dinámicos, de modo de poner de manifiesto la interacción entre ambos en la escena.

Para graficar en parte lo que digo, basta traer a la memoria las pocas fotos que sobrevivieron a las que tomó el maestro del fotoperiodismo Robert Capa, cuando desembarcó con las tropas aliadas en Normandía, en 1944. Sea por un hecho casual o no planeado, o bien porque las posibilidades técnicas de la época (la escasa sensibilidad de las películas disponibles, sumada a ópticas poco luminosas y cámaras limitadas a velocidades máximas de obturación relativamente bajas) impedían que una escena en movimiento pudiera congelarse, mucho menos cámara en mano, el drama de la acción que transmiten es inigualable, y transportan al espectador a ese momento, de un modo pocas veces logrado.

Las fotos que siguen fueron tomadas el pasado martes 1 de diciembre en el ensayo de la escuela de danzas de la profesora Cristina Sabella (quien junto a su hija Ximena - Campeona Mundial de Tango - viene marcando el camino de la danza en la zona desde hace años), a la que concurre mi hija Serena, en el Teatro Español de la ciudad de Azul, en vísperas de la Gala Anual del domingo 6 de diciembre.
Fueron hechas con mi Canon 40D + Sigma 28-70 2.8, cámara en mano (hubiera necesitado un monopié. Ya vendrán tiempos mejores...), ISO en High (3200), prioridad de apertura a f:2.8 y a velocidades de 1/10 o menores, dada la escasa luz que había en el lugar.










martes, 4 de agosto de 2009

domingo, 26 de abril de 2009

miércoles, 25 de febrero de 2009

Boda de Lucia y Ramiro





En esta ocasión les presento un resumen de las fotos tomadas para Lucia y Ramiro (dos personas maravillosas, dos amigos más que clientes), en oportunidad de su casamiento. Hicimos una producción previa en lugares cercanos a Chillar, de la que posteriormente se eligió la portada del libro de firmas; luego unas pocas de la ceremonia civil, y finalmente la ceremonia religiosa, y la fiesta.


Las Previas
se hicieron en distintas ubicaciones (una alcantarilla del ferrocarril, en desuso; un sembradío de soja, etc.), con luz natural y en algunos casos utilizando un flash de relleno sin difusor (el viento voló el soporte en la primera toma - sí, en la primera - , y se rompió el paraguas...)












Civil
Las más inusuales, curiosas o casuales. En general, no es el mejor lugar para obtener fotos de gran interés, más allá del documental o familiar...